La psicología nutricional es un campo que se enfoca en la relación entre la mente y la alimentación. Reconoce la importancia de los aspectos psicológicos, emocionales y cognitivos en la elección de alimentos, los patrones alimenticios y la gestión del peso. Los programas de psicología nutricional ayudan a las personas a abordar no sólo los aspectos físicos de la alimentación, sino también los factores emocionales y psicológicos que influyen en sus hábitos alimenticios.
Un «sherpa» es un término utilizado para describir a las personas de la región del Himalaya que son conocidas por guiar a los montañistas en sus ascensos a las altas cumbres. Estos guías no solo proporcionan dirección física, sino también apoyo emocional y mental crucial para superar los desafíos del terreno y la altitud.
En el contexto de la psicología nutricional, el enfoque similar es proporcionar una guía integral que no solo incluye pautas alimenticias, sino que también aborda las barreras psicológicas y emocionales que a menudo están involucradas en los cambios de comportamiento alimentario.
Educación Nutricional
Proporcionar información sobre la importancia de una dieta equilibrada y cómo diferentes alimentos afectan el cuerpo.
Conciencia Emocional
Ayudar a los participantes a identificar sus emociones y cómo estas influyen en sus elecciones alimenticias.
Gestión del Estrés
Enseñar técnicas para manejar el estrés y la ansiedad sin recurrir a la alimentación emocional.
Mindfulness y Alimentación Consciente
Enseñar prácticas de atención plena para ayudar a las personas a comer de manera consciente y disfrutar de sus alimentos.
Establecimiento de Objetivos y Motivación
Ayudar a los participantes a establecer metas realistas y mantener la motivación a lo largo del tiempo.
Apoyo Social
Fomentar la creación de una comunidad de apoyo en la que los participantes puedan compartir sus experiencias y desafíos.
Manejo de Deslices y Rechazos
Enseñar a lidiar con las ocasiones en las que se apartan del plan y cómo recuperarse de esos momentos sin autocrítica.
Seguimiento y Ajuste
Proporcionar un seguimiento continuo para evaluar el progreso y ajustar el enfoque según sea necesario.
Los pacientes más frecuentes para una operación de párpados o blefaroplastia superior suelen ser mujeres y hombres a partir de los 40 años de edad con un buen estado de salud general.
Algunos pacientes, por sus rasgos individuales, presentan un aparente exceso de piel desde edades más tempranas.
Es importante detectar aquellos pacientes que tienen unas cejas caídas o bajas, ya que en estos casos la blefaroplastia sola no consigue despejar el párpado suficientemente y puede ser necesario añadir una elevación de cejas para conseguir un resultado apreciable sobre la mirada.
La valoración de cada paciente por el cirujano plástico más el saber qué cirugía es la más adecuada para cada uno, son la clave del éxito en este tipo de cirugía.
Una cirugía demasiado agresiva sobre la piel, músculo y grasa del párpado superior da lugar a párpados “vacíos”, ojos hundidos, mirada triste y en el peor de los casos dificultad para cerrar los ojos.
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